miércoles, 30 de septiembre de 2009

Una partida de cartas

Una buena partida de cartas
bien puede cambiar
el curso de varias existencias.

Observa la concentración de los jugadores,
su atención a los naipes, a las estrategias,
al temblor de un párpado
bajo la luz amarillenta y grasienta
en que se juegan momentos de vida.
Pasado, presente, futuro.

Todo o nada, en realidad no es la apuesta.
Lo que importa es jugar.

Luego, sobre la mesa,
algo pudo quedar olvidado:
un guante,
un manojo de llaves,
el polvo de los zapatos
y algo,
que quiso salir corriendo.

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