miércoles, 30 de septiembre de 2009

Venganza

Tomé prestada una venganza
y con ella aplasté una flor.

El tiempo me permitió alumbrar
mis propias hijas, cabezas de medusa
deslizándose en el mundo.

Ahora pongo mi venganza al servicio de tu pena
perpetuando en acto la palabra viva.

Hojas verdes

Hoy no es un río de amapolas
que discurre ante la primavera absorta
susurrando astenias.

Ni tampoco un furor de pájaros,
negra desbandada que ahoga el cielo
con su grito.

Hoy es la rama temblorosa
acariciada por el viento.
La ola que va, vuelve, viene y va.
Una risa de cristales
que alumbra cementerios.

Hoy son hojas verdes
que tapizan la piel del mundo

Una partida de cartas

Una buena partida de cartas
bien puede cambiar
el curso de varias existencias.

Observa la concentración de los jugadores,
su atención a los naipes, a las estrategias,
al temblor de un párpado
bajo la luz amarillenta y grasienta
en que se juegan momentos de vida.
Pasado, presente, futuro.

Todo o nada, en realidad no es la apuesta.
Lo que importa es jugar.

Luego, sobre la mesa,
algo pudo quedar olvidado:
un guante,
un manojo de llaves,
el polvo de los zapatos
y algo,
que quiso salir corriendo.

Poema

Recorro el nacarado perfil de tu espalda;
las flores se esparcen con mi aliento
en giros y perfumes para el delirio.
Algebraicos pliegues sobrepasan los límites
del pensamiento entregado a la radiante oscuridad
y hasta se contagia el aire del tumulto
del cuerpo narcotizado por tantos versos.
Desvarío y deseo, puntos de partida sin retorno.
Zarpo hacia otros continentes colmados
de anhelos y horizontes infinitos,
mares de café y mermelada,
olas aburridas y lunas llenas.
Engatuso butacas de terciopelo, clavo mis
uñas sobre el ébano, el marfil y la caoba.
Confluencia de los suspiros que apuntan
a una cosecha de sexo a la deriva.

Sin título

Prefiero vivir con mi odio
a ser vivida por él.
Un poquito de azúcar en el café.

Amo tu ritmo

Detengo un instante
y te doy una sacudida
de consecuencias impredecibles.

Contestas con descaro:
un movimiento de tus manos
que reanuda el tiempo.

Miras de reojo el hueco que queda
debajo de mis rodillas
y me coges de la cintura.

Comienzas a moverte
Guiando mis pies inertes
hasta los confines de la tarde.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Justicia divina


Quisiera hacer dos apuntes acerca de la justicia relacionados con anotaciones que he visto por algunos blogs.

La primera tiene que ver con una mujer que tenía que declarar ante el juez Gómez Bermúdez. Esta mujer de religión musulmana pretendía declarar con el burka y el juez le exige declarar con la cara descubierta como a cualquier testigo. Hasta aquí, bien. Pero más adelante, el juez precisa que las expresiones de los testigos le permiten deducir si mienten, o cosas similares.
Pensaba que los jueces juzgaban ateniéndose a los testimonios, las pruebas y los hechos contrastados. No sabía que tuvieran un máster en comunicación no verbal. Esto me ha permitido comprobar demasiado a menudo que hay sentencias que tienen más que ver con la “impresión” que le causa el testigo al juez que con los hechos contrastados. Es decir, un cínico tiene más posibilidades de salir ileso que una persona nerviosa o inestable anímicamente.

La segunda es relativa a los “eximentes”. Tenemos el ejemplo del desfalco del sujeto que se gastó 50.000 euros de los fondos públicos en prostíbulos. Y ahora resulta que su adicción a la cocaína puede ser un eximente a su delito. Es decir, si ud., comete un delito por cualquier motivo, y se toma a conciencia una botella de whisky o se calza una papela de lo que sea, tiene la ocasión de reducir su pena. Incluso he leído en un blog que se suscitaba un debate por ver si se consideraba eximente el “trastorno explosivo intermitente”. Ejem… menudo coladero eufemístico… Es decir, llegamos a la conclusión de que nuestro sistema judicial puede tratar mejor a un borracho, un drogadicto o un loco que a una persona sin dichos antecedentes.
En el fondo de todo esto no puedo ver cierto tinte ideológico relacionado con la religión. Es como si el sistema priorizara la “redención del sujeto” antes que la convivencia social.
En fin, a priori, y sin desdeñar que cada caso es un mundo y que habrá que tener en cuenta los factores implicados, no acabo de entender lo que sucede. Y más después de ver la compungida declaración del sujeto al que aludía al principio. Lo siento, no me creo nada.

Me encantaría saber vuestra opinión.



miércoles, 23 de septiembre de 2009

¿Por qué sonríes?

¿Por qué sonríes?
Porque imagino que en el fondo de mis ojos ves un mar.
Mar de fondo.
Entre tu mirada y la mía,
en su mismo centro,
emerge un ramo de flores.
Dibujas tímidamente en tus labios
una sonrisa y pierdes tus ojos en el aire de esta tarde.
La mano no cesa,
aprisionando en su río de tinta
el enigma de un instante que se escapa,
siempre a la fuga.
Un beso, también fútil,
sella este amor de versos de primavera.
Llenas tu boca de chocolate
y me animas a que baile para ti
mientras tratas vanamente de atrapar
los hilos que tejen mi pensamiento;
pero es en estas líneas,
en su mera superficie,
donde se despliega el deseo
que encuentro entre tu voz y mi fantasía.

Mil cadenas de amor

Como arena húmeda al borde del mar
anegada por la espuma de una ola que se retira
lenta y difícilmente
se agarra y lucha por permanecer.
Esponja de agua salada
henchida de placer
arrasada por cien mareas
de las que no queda memoria alguna.
Sólo un recuerdo tenue del placer efímero
que a la vez lucha por permanecer.

Reconozco

La fantasía de tu desprecio me sobrevuela.
En cuanto la intuyo, la voy a buscar,
para encontrarme con eso,
con la fantasía de tu desprecio.

Y luego me vengo una y mil veces,
toda una inmortalidad de venganzas.
Con un fallido, me vengué.
Venganza que clama hasta en el poema.

Me deslizo en una historia
de desagravios y pequeñas crueldades,
de la que siempre salgo,
cual dama, mellada por la vida.

Pero la poesía me salva,
palabra intensa,
punzada de amor,
un guiño de sol en tu mirada.

Cantidad de mundos

De todo lo que te rodea
te quedas con la mano que te tocó jugar.
Te llamo a este mundo de palabras
y miras para otro lado.

Espero con un manojo de letras
que esparzo a tu paso,
alfombra que te guiará a un universo
en el que cabe toda tu dicha.

Dejo los poemas a tu vera
y sigo mi camino.
En algún lugar nos encontraremos
cuando deje de buscarte.

Alcohol

Alcohol, alcohol,
amor, alcohol, amor, alcohol, furor.
Sopor.
Amor, alcohol, alcohol, amor.
Furor, amor, sopor.
Alcohol, alcohol, amor, rencor,
furor, amor.
Rencor, rencor, alcohol.
Furor, alcohol, furor, sopor.

Brisas anónimas

Digamos que hay excesos de amor se juegan entre miradas
en indolentes mañanas de viernes.
Tintinean entre verdes o azules y lágrimas de sed.
Hay amores gandules y rojos con aroma de bodega
y suspiros de mirlo.
Hay amores ociosos y amores que se afligen de versos.
Hay amores de tormenta y amores de hierba fresca.
Hay amores que se escriben
para revelar vacíos
que se colman al instante
de brisas anónimas y un otoño ardiente.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Poema

Estrújame,
que estoy celosa del aire
que se cuela entre tu piel y la mía.
Muérdeme,
entrégame cada centímetro
de mi piel dormida.
Pinta mi cuerpo
con el néctar de la vida,
llénalo de flores y de poesía.

Escupí a la luna

 
Escupí a la luna
Limpié las babas del cristal
Y caí en el estupor
del que se olvida del paso del tiempo.

Esta luna que se interponía
En mi viaje a tu paraíso.
A la que amo,
A la que quiero en todos los escenarios
Compañera, cómplice eterna.

A la que desprecio,
Caprichosa, abusadora,
Inoportuna.
Un faro en la oscuridad del cementerio.

Me liberé de su abrazo
Y me entregué a la noche.
Ahora yazgo en la vorágine de la vida
Con la luna alumbrando la muerte.


Una leve nausea


Sabe que dio el paso
Sobrepasó un límite
¡Qué absurdo!
También sabe que traza las líneas
Las mueve a su antojo
Ahora se encuentra con lo inmundo
Más tarde, de bruces con lo sublime.
¡Ah!

Silencio

I

Soy incapaz de ofrecerte la quimera que dé aliento a tus noches
si no tiendes la mano llena de estrellas para poblar mi cielo
rojo.

Qué importancia tiene si tú yo tú
Solo deseo construir la ficción efímera frágil de un instante
Disfrazar el cementerio que nos aguarda tras el espejo
Arrancar anhelos de estos cuerpos disolutos.


II

Y tus manos
Con la ansiedad
De las abejas
Ante un ramo de flores
Zzzzzzzz
Silencio.

Quiero poder decir no

Quiero poder decir no
Decirte que te vayas
Quiero borrar la frontera
Que marca mis contornos
Me hacen finita y mortal
Quiero comprometerme
Y escapar
Quiero buscarte
Y esconderme
Y digo
Ni sí
Ni no
Ni todo lo contrario
Juego a ser ama de casa
Y me enredo en la polisemia de tu nombre

Quiero que seas mi deseo

Porque veo un futuro esplendoroso
tras cada esquina
de tus frases pausadas.

Porque hay un destino escrito
en la forma con que hundes
tus manos en la tierra.

Porque es tan tensa la cuerda
que va de tu boca
a mi corazón.

(La belleza del odio)